miércoles, 17 de febrero de 2016

Las 4 etapas de la revolucion mexicana

Las 4 etapas de la revolucion mexicana

generalmente los historiadores dividen el conflicto en cuatro etapas:
primera etapa (1910-1911); también conocida como revolución maderista en la que se derrocó a porfirio díaz.

segunda etapa (1911-1913); madero sube al poder y ordena el desarme de las diversas facciones, el principal opositor a madero fue emiliano zapata, que consideraba al presidente como un traidor que no estaba comprometido con la reforma agraria. el ejército federal llevó a cabo brutales represalias contra la rebelión campesina. la rebelión de pascual orozcoes aplastada y éste huye del país.



tercera etapa (1913-1914); una facción del ejército se levanta en armas contra madero en el proceso conocido como "decena trágica"; victoriano huerta sube al poder. se llevaron a cabo arrestos masivos de diputados considerados enemigos del gobierno y el congreso fue disuelto. las diversas facciones presentaron de nuevo un frente unido para combatir la dictadura militar.

cuarta etapa (1914-1917); tras la huida del país de victoriano huerta se inicia la guerra entre convencionistas y constitucionalistas, que culmina con la victoria de estos últimos.

ANTECEDENTES SOCIALES Y ECONÓMICOS DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA

Durante la Colonia muchos pueblos pudieron conservar algunas propiedades comunales, llamadas de forma genérica «ejidos». La Ley Lerdo de 1856 declaró baldías las propiedades corporativas, particularmente las de la Iglesia y las comunidades indígenas. Entre 1889 y 1890 el gobierno de Díaz dispuso que las tierras comunales se hicieran parcelables. Los nuevos propietarios, no acostumbrados a la propiedad privada, fueron estafados por particulares o funcionarios. Como resultado mucha de la población indígena se vio sin posesión de tierras y tuvo que emplearse en las haciendas cercanas. Otra serie de leyes de deslinde de los años 1863, 1883 y 1894, en las que una parcela sin su respectivo título podía considerarse como terreno baldío, propició que aquellos que tuvieran los recursos necesarios se hicieran con grandes porciones de tierra. Para 1910 menos del 1 % de las familias en México poseían o controlaban cerca del 85 % de las tierras cultivables. Los pueblos, donde se albergaba el 51 % de la población rural, contaban con tan sólo pequeñas porciones de tierra y la mayor parte de ella dependían de las haciendas vecinas. Además, las leyes y la situación nacional favorecía a los hacendados, pues eran los únicos con acceso a créditos y a proyectos de irrigación por ejemplo. Por su parte, los pequeños pueblos y agricultores independientes se veían obligados a pagar altísimos impuestos. Esta situación afectó grandemente a la economía agrícola, pues las haciendas tenían grandes porciones sin cultivar y eran menos productivas que las propiedades menores.12

Otra de las repercusiones del deslinde de tierras y el fraccionamiento de las tierras comunales indígenas fue que algunos de ellos se rebelaron contra el gobierno. Los conflictos, que tuvieron lugar a finales del siglo XIX y principios del XX, fueron protagonizados por mayas, tzotziles, coras, huicholes y rarámuris, entre otros. Los conflictos más duraderos fueron los ocurridos en Yucatán, Quintana Roo y Sonora. Ante dichos grupos se tomó una política de deportación, Yucatán y Quintana Roo fueron los principales destinos.13 En el norte, el gobierno de Díaz tomó contra los yaquis una política de violenta represión y deportación hacia el sur del país. El momento cumbre contra este grupo tuvo lugar en 1908, momento para el cual entre un cuarto y la mitad de su población había sido enviada a las plantaciones de henequén en Yucatán. A la postre, estos grupos étnicos habrían de colaborar con las fuerzas revolucionarias.14

A principios del siglo XX comenzó la explotación petrolera en México, aunque las concesiones se dieron a compañías extranjeras como Standard Oil y la Royal Dutch Shell.15 Este proceso finalmente llevó al país a una transformación industrial. Inversionistas extranjeros, protegidos por el gobierno, invirtieron en industrias y explotación de materias primas, se impulsó la minería y fue modernizada la industria textil, lo que además desarrolló el sistema ferroviario.15 Para 1910, ya existían 24.000 kilómetros de líneas ferroviarias.16

Sin embargo, en 1907 se desató una fuerte crisis internacional en Estados Unidos y Europa, lo que llevó a la disminución de las exportaciones, el encarecimiento de las importaciones y la suspensión de créditos a industriales. La situación desató un fuerte desempleo, además de que disminuyeron los ingresos del resto.17

Una sequía que tuvo lugar en 1908 y 1909 afectó la producción agrícola,18 por lo que se tuvo que importar maíz18 por un valor de 27 millones de pesos.15 Esta situación afectó a gran parte de la población, ya que el maíz era parte de la dieta del 85 % de la población.19

La consecuente disminución en la actividad económica del país redujo drásticamente los ingresos del gobierno. Se intentó solucionar este problema castigando salarialmente a la burocracia y aumentando los impuestos y la base fiscal, lo que afectó a los miembros de la clase media, tanto urbana como rural, así como a los miembros de la clase alta que no estaban adheridos a «los Científicos»,20 grupo selecto de intelectuales, profesionales y hombres de negocios que compartían las creencias del positivismo y darwinismo social e influían en la política del país.21

En términos generales, la crisis económica desacreditó severamente la imagen presidencial y de su grupo de allegados.

BIOGRAFÍA DE PORFIRIO DIAZ

Porfirio Díaz

(José de la Cruz Porfirio Díaz Mori; Oaxaca, 1830 - París, 1915) Del nombre de este militar y estadista mexicano procede la designación de todo un periodo de la historia moderna de México: el Porfiriato (1876-1911). Y el mismo sufijo ya sugiere lo que fue: una férrea dictadura personalista y paternalista que reprimió toda oposición y anuló la libertad de prensa.

Porfirio Díaz
Como los monarcas del antiguo despotismo ilustrado, Porfirio Díaz pensaba estar sirviendo a su país al dotarlo, después de medio siglo de guerras y convulsiones, de la paz y de la estabilidad imprescindibles para el progreso económico, social y cultural. Ciertamente logró, aunque a sangre y fuego, la pacificación del país y su despegue en muchas áreas. Pero, hacia el final de su mandato, su política había abierto una enorme brecha entre ricos y pobres; y, en 1910, su decisión de mantenerse en el poder prendió la mecha de la Revolución mexicana.
Biografía
Huérfano de padre desde los tres años, Porfirio Díaz ingresó en el Seminario de Oaxaca para seguir la carrera eclesiástica, pero pronto cambió de opinión. Cursó luego estudios de leyes en el Instituto de Ciencias y Artes, donde fue discípulo del futuro presidente liberal Benito Juárez, quien impartía derecho civil; en adelante sería seguidor suyo en lo político. El Instituto fue clausurado por orden del presidente Santa Anna en 1854. Ese mismo año intervino en la Revolución de Ayutla y apoyó al general Juan Álvarez para derrocar a Antonio López de Santa Anna.
Poco después, Porfirio Díaz ingresó en el ejército, y su carrera militar fue meteórica. En la guerra de Reforma (1858-1861), conflicto civil en el que se enfrentaron conservadores y liberales, apoyó la causa liberal. La guerra concluyó con la victoria de los liberales y llevó a la presidencia a Benito Juárez (1861); finalizada la contienda, Porfirio Díaz fue ascendido a general y elegido diputado.

Porfirio Díaz hacia 1867
Apenas un año más tarde tomó de nuevo las armas contra la invasión francesa (1862-1863) y la coronación de Maximiliano I (1864-1867) como emperador de México. Fue jefe de brigada en Acultzingo en abril de 1862 y ese mismo año participó en la batalla de Cinco de Mayo al lado de Ignacio Zaragoza. En 1867 protagonizó una brillante acción militar en Puebla: tras sitiar la ciudad, realizó un asalto sangriento y rápido contra las tropas del emperador Maximiliano, que se refugiaron en los cerros de Loreto y Guadalupe. Sin perder tiempo, avanzó hacia la capital de la República y la tomó el 2 de abril de 1867, hecho que fue de gran trascendencia militar, pues adelantó la caída del Imperio de Maximiliano y el triunfo de Juárez.
El prestigio y popularidad ganados en esta última campaña lo dejó en situación de optar a la presidencia; pero el Congreso prefirió a Benito Juárez en 1867 y lo reeligió en 1871. En noviembre del mismo año Porfirio Díaz lanzó el llamado Plan de La Noria, en el que se pronunciaba contra el reeleccionismo y el poder personal y a favor de la Constitución de 1857 y de la libertad electoral; la sublevación fracasó y Díaz hubo de abandonar el país.
Juárez falleció en 1872, y una amnistía concedida entonces permitió a Díaz regresar a México. Tras la muerte de Juárez, la presidencia recayó en Sebastián Lerdo de Tejada. Cuando en 1876 Lerdo de Tejada anunció su propósito de presentarse a la reelección, Porfirio Díaz se rebeló de nuevo (Plan de Tuxtepec); esta vez consiguió expulsar a Lerdo de Tejada y accedió a la presidencia.
El Porfiriato (1876-1911)
Un año después, en 1877, el Congreso lo declaró presidente constitucional. En este primer mandato (1876-1880), Porfirio Díaz fue coherente con las ideas que había defendido: impulsó una reforma de la constitución en la que se introdujo el veto expreso a las reelecciones presidenciales consecutivas, y, concluido su periodo, pasó el testigo al general Manuel González (1880-1884). Durante el gobierno de González fue ministro de Fomento y gobernador de Oaxaca.
Finalizado el mandato de González, Porfirio Díaz presentó de nuevo su candidatura a la presidencia (la constitución sólo vetaba las reelecciones consecutivas) y salió elegido. Tomó posesión del cargo el 1 de diciembre, y tres años más tarde promovió una enmienda, que fue aprobada por el Congreso, al artículo 78 de la Constitución, la cual le acreditaba para una nueva reelección; en 1890 promulgó una nueva reforma de dicho artículo para hacer posible la reelección indefinida, lo que le permitió permanecer en el poder hasta 1911.
Todo ello fue posible porque Porfirio Díaz, ejerciendo su poder omnímodo, había ido reduciendo las instituciones políticas liberales a una mera farsa democrática: ordenó la eliminación de todos los adversarios políticos posibles, y la prensa fue sometida o perseguida cuando intentaba mantenerse independiente. Puede afirmarse que, a partir de 1890, Porfirio Díaz gobernó al margen de la Constitución, y prescindió de la división de poderes y de la soberanía de los estados. El Congreso, sumiso a sus deseos, modificaba las leyes según sus caprichos y le confería facultades extraordinarias a su conveniencia; existía un partido único y los sufragios eran puro trámite.
El pueblo mexicano estaba hastiado del desorden y la guerra, y Díaz se propuso imponer la paz a toda costa. México no contaba con fondos ni tenía capacidad crediticia porque no había pagado sus deudas con puntualidad, así que había que atraer al capital extranjero; el problema era que nadie invertiría en México si no había estabilidad y paz. Con una política de mano dura, Porfirio Díaz trató de eliminar las diferencias de opiniones sobre asuntos políticos, y se dedicó a mejorar el funcionamiento del gobierno. "Poca política y mucha administración" fue el lema de aquel tiempo.

Porfirio Díaz
La paz no fue total, pero Díaz consiguió mantener el orden mediante el uso de la fuerza pública. Policías y soldados persiguieron lo mismo a los bandoleros que a los opositores. Gracias a esa nueva situación de estabilidad, aumentó la demanda de trabajo y se hizo posible el desarrollo económico; el país contaba con recursos y los empresarios podían obtener buenas ganancias.
Sin embargo, con el paso del tiempo se hizo evidente que la prosperidad era sólo para unos pocos. Creció el descontento por la miseria en que vivía la mayor parte de la población, y amplios sectores sociales tomaron conciencia de que Díaz llevaba demasiado tiempo en el poder. Cada vez fue más difícil mantener el orden: en los últimos años del Porfiriato reinó un clima de represión en el que la fuerza de las armas se utilizaba con violencia creciente. De ello dan muestra la torpeza con que se negociaron y la dureza con que se reprimieron las huelgas de Cananea (1906), en Sonora, y de Río Blanco (1907), en Veracruz, así como el modo en que se persiguió a los periodistas que criticaban al régimen y a cualquiera que manifestara una opinión que no fuese la oficial.
Logros e injusticias
Durante el dilatado mandato de Porfirio Díaz se realizaron obras importantes en varios puertos, y se tendieron 20.000 kilómetros de vías férreas. Las líneas de ferrocarril se trazaron hacia los puertos más importantes y hacia la frontera con los Estados Unidos de América para facilitar el intercambio comercial. También sirvieron para facilitar la circulación de productos entre distintas regiones de México, y como medio de control político y militar. El correo y los telégrafos se extendieron por buena parte del territorio nacional. Se fundaron algunos bancos, se organizaron las finanzas del gobierno, se regularizó el cobro de impuestos y, poco a poco, se fueron pagando las deudas. De gran significación fue la recuperación del crédito nacional en el mundo entero; la hacienda pública registró sobrantes por primera vez desde la independencia.
Se fomentó igualmente la explotación de los recursos petrolíferos del país mediante inversiones extranjeras, inevitables al no contarse con los recursos económicos y tecnológicos para emprender perforaciones e instalar refinerías. Se reanudó y mejoró asimismo el laboreo de minas, y la minería vivió un periodo áureo: en 1901 México era el segundo productor de cobre en el mundo. La industria textil se desarrolló con capital francés y español y favoreció el establecimiento en el país de poderosas instituciones financieras francesas; en los estados de Puebla y Veracruz se construyeron grandes fábricas de hilados y tejidos. Puede hablarse también de una era de prosperidad en la ganadería y en la agricultura, que progresó espectacularmente en Yucatán, en Morelos y en La Laguna, con vastas producciones de henequén, caña de azúcar y algodón.

Porfirio Díaz en una imagen de 1907
México tuvo un crecimiento económico nunca visto, pero, como poca gente tenía dinero para invertir o podía conseguirlo prestado, el desarrollo sólo favoreció a unos cuantos mexicanos y a los extranjeros. Los capitales foráneos, principalmente estadounidenses, pudieron cobrar la deuda externa, pero también se hicieron con el control del petróleo y de la nueva red ferroviaria con sus inversiones. La desigualdad entre los muy ricos, que eran muy pocos, y los muy pobres, que eran muchísimos, abrió una profunda brecha en la sociedad mexicana. El despojo de las tierras a los campesinos indígenas en favor de los grandes latifundistas nacionales y extranjeros fue sistemático; se formaron así enormes latifundios, los indígenas perdieron muchas tierras, y la mayor parte de los habitantes del campo tuvieron que ocuparse como peones en las haciendas.
Con todo, se hicieron grandes esfuerzos por extender la educación pública (si bien con mayor atención a las ciudades que al campo), lo que permitió que se educaran más niños; cada vez más mexicanos pudieron seguir estudios superiores y se empezó a formar en todo el país una clase media de profesionales y empleados públicos. Se enriqueció la vida cultural con nuevos periódicos, revistas y libros escritos e impresos en México; los teatros presentaban compañías y actores europeos, y se extendió el cinematógrafo. La vida intelectual tuvo hitos importantes. Justo Sierra inauguró la Universidad Nacional. José María Velasco plasmó en cuadros maravillosos el esplendor del paisaje mexicano; Saturnino Herrán pintó una impresionante serie de cuadros con gente del pueblo y con alegorías a la mexicanidad, y José Guadalupe Posada logró vigorosos grabados con escenas de la vida diaria.
Del Porfiriato a la Revolución Mexicana
En 1908, Porfirio Díaz concedió una entrevista al periodista norteamericano James Creelman, en la cual afirmó que México ya estaba preparado para tener elecciones libres. La noticia llenó de optimismo a una nueva generación que quería participar en la vida política de la nación. Surgieron así varios líderes y partidos políticos, y se escribieron libros y artículos que discutían la situación del país y la solución de sus problemas.
Uno de esos líderes fue Francisco I. Madero. Había estudiado y viajado fuera de México, pues venía de una familia de hacendados y empresarios, y no tenía dificultades económicas. Madero fundó el partido Antirreeleccionista, del que se postuló candidato; después se dedicó a viajar por todo el país para explicar sus ideas políticas, algo que no se veía desde los tiempos de Juárez. Madero se hizo muy popular y despertó grandes esperanzas de cambio.
Pero el éxito de su campaña lo convirtió en un peligro para el gobierno de Porfirio Díaz, y poco antes de las elecciones de 1910 fue detenido en Monterrey y encarcelado en San Luis Potosí. Allí recibió la noticia de que Díaz, una vez más, había sido reelegido para la presidencia. Mediante el pago de una fianza salió de la cárcel, aunque debía permanecer en la ciudad. Sin embargo, a principios de octubre Madero escapó a los Estados Unidos de América, donde proclamó el Plan de San Luis.
En ese documento, Madero denunció la ilegalidad de las elecciones y desconoció a Porfirio Díaz como presidente. Se declaró él mismo presidente provisional, hasta que se realizaran nuevas elecciones; prometió que se devolverían las tierras a quienes hubieran sido despojados de ellas, y pidió que se defendiera el sufragio efectivo y la no reelección de los presidentes. También hizo un llamamiento al pueblo para que el 20 de noviembre de 1910 se levantara en armas y arrojara del poder al dictador.
El ejército de Porfirio Díaz, que había mantenido la paz durante décadas, parecía muy fuerte, pero en realidad era débil frente al descontento general. En sólo seis meses las fuerzas maderistas triunfaron sobre las del viejo dictador. La acción definitiva fue la toma de Ciudad Juárez por los revolucionarios Pascual Orozco yPancho Villa, que se habían unido a Madero. En esa misma ciudad, en mayo de 1911, se firmó la paz entre el gobierno de Díaz y los maderistas. Porfirio Díaz renunció a la presidencia (que pasó a ocupar Francisco I. Madero tras ganar la elecciones) y salió del país rumbo a Francia, donde murió en 1915.

PERSONAJES DE LA REVOLUCION MEXICANA

PERSONAJES DE LA REVOLUCION MEXICANA



FRANCISCO I MADERO

Nació en la ciudad de Parras, Coahuila en 1873. Después de haber realizado estudios de agricultura en Estados Unidos y de administración en Francia, Madero creó su propio partido, el Nacional Antireeleccionista (en 1909), cuyo movimiento cobró tal fuerza que el mismo presidente Díaz se vio a obligado encarcelarlo. Desde su prisión, Madero suscribió el Plan de San Luis cuya máxima era la no reelección de don Porfirio encabezando un movimiento que terminaría derrocando al general Díaz entre 1910 y 1911. Fue presidente de la nación hasta 1913 cuando un golpe militar, liderado por el general Victoriano Huerta, quien lo traicionó, lo derrocó y terminó con su vida en las cercanías del actual Archivo General de la Nación, junto con el vicepresidente Pino Suárez.




EMILIANO ZAPATA:

Nació en Anenecuilco, Morelos, en 1883. De origen humilde, Zapata es sin duda el símbolo máximo de la Revolución Mexicana. Sus ideales de “Tierra y libertad” lo llevaron a proclamar, en 1911, el Plan de Ayala, documento que exigía a los dueños de las haciendas la devolución de las tierras a la clase trabajadora: la campesina. De acuerdo con la tradición, fue traicionado por el coronel Jesús Guajardo y asesinado a la entrada de la Hacienda de Chinameca, en las cercanías de Cuautla, Morelos, en 1919.



FRANCISCO VILLA

Doroteo Arango (su nombre real), nació en la población de San Juan del Río, Durango, en 1878. Es uno de los mexicanos más famosos en el mundo y eso quizá se deba a que, después de secundar la Revolución de Madero y colaborar con Venustiano Carranza para vencer al general Huerta, siempre se mantuvo en franca rebeldía contra todo sistema impuesto (incluso contra el mismo Carranza con quien combatió años después). Su fama de gran militar lo llevó a vencer a los enemigos de las fuerzas oficiales en Zacatecas e incluso a hacer una pequeña incursión militar en Columbus, Estados Unidos. Murió asesinado cerca del poblado de Hidalgo del Parral, Chihuahua, en 1923.


VENUSTIANO CARRANZA

Nació en Cuatro Ciénegas, Coahuila, en 1859. Después de derrotar a Huerta, fue presidente de 1917 a 1920. A él debemos la convocatoria al Congreso que el 5 de febrero de 1917 promulgó la Constitución que actualmente rige a nuestro país. Murió asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla, en 1920.



miércoles, 20 de enero de 2016

Pancho Villa y Álvaro Obregón caudillos revolucionarios

Dos figuras históricas, Álvaro Obregón y Francisco Villa, cuyos actos y muerte crearon el mito como personajes literarios, fue el tema que discutieron analistas y estudiosos durante el cierre del foro Villa y Obregón, otra vez frente a frente, en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana.
Amenizado con corridos, en voz del trovador Marcial Alejandro, el encuentro hizo un viaje itinerante por obras de escritores como Martín Luis Guzmán, Federico Gamboa, Luis Spota, José Emilio Pacheco y Jorge Ibargüengoitia, en los que de la hazaña se pasó al recreo del interés político.
En este mes cuando se cumplen 80 años del asesinato de Francisco Villa y 75 del de Álvaro Obregón, se analizaron desde este ángulo los papeles de ambos en la gesta revolucionaria, combate que finalizó en un destino común: víctimas del movimiento armado.
El militar sonorense, a decir del académico Fernando Curiel, se convirtió en criatura literaria (pese al poco énfasis que se le brindó como tal) no por sus hechos, sino “por sus dichos, gracejos, embustes, ocurrencias, anécdotas, manifiestos, memorias. Un caso por demás singular dentro de una época, nos cuadre o no, épica”.
De ahí que en primera instancia, para Martín Luis Guzmán sea una figura digna de retratar, “sin ignorar, claro está, la antipatía que le ocasionaba”. El autor de La Sombra del Caudillo inicia la búsqueda de un acercamiento humano por los laberintos erigidos por el propio Obregón en torno a su persona.
El especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dijo que si los caudillos revolucionarios estaban condenados a la extinción violenta en aras de la institucionalización, “el mecánico y agricultor se lleva la palma en escenario y luces”.
Presas de emboscadas encarnizadas: Carranza, Zapata y Villa, Álvaro Obregón, por el contrario, se aposta hasta el final “en una puesta en escena política -un banquete correligionario-, rueda de prensa incluida”, al morir en un festejo en su honor en el restaurante “La Bombilla”, en San Ángel.
Incluso, su asesino, un fanático “cristero”, a diferencia del “olvido amnésico que envuelve a los sicarios de los mencionados jefes revolucionarios, se asoma resuelto al prado donde pasean, transfigurados, los mártires”, refirió Curiel Defossé.
El escritor Jorge Ibargüengoitia mostró siempre una fascinación declarada por México, y en particular por su Revolución que dejó impresa en El Atentado, Los Relámpagos de Agosto y Maten al León.
Por su parte, señaló Ana Rosa Domenella, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en el que “el nombre del dictador romano sirve para exaltar el nombre del caudillo nacional y marcar el interreno bucólico entre el ejercicio del poder y la búsqueda de reelección”.
En “Memorias de novelas”, Ibargüengoitia confiesa que “el asesinato de Obregón es un hecho que me fascinaba y me sigue fascinando”.
“En Maten al León, el asesinato, la tortura a los sospechosos o culpables de los atentados adquieren un sitio preponderante y anticipan, como una vuelta de tuerca narrativa, el germen de la visión grotesca”, abundó Domenella.
Villa, “El centauro del Norte”, es retomado por Luis Guzmán como héroe popular, entendiéndolo como producto del imaginario colectivo que trasciende de generación en generación. Así, en El Águila y la Serpiente expresa los matices humanos del caudillo.
“Se admiró ante un hombre cuya personalidad era desconcertante, tanto que Villa igual respetaba a polos tan extremos como Felipe Ángeles, su estratega militar, y Rodolfo Fierro, su mano armada de “hermosura siniestra”, expresó Víctor Arciniega de la UAM.

HISTORIA DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA DEL 20 DE NOVIEMBRE DE 1910

Revolución mexicana


La Revolución mexicana fue un conflicto armado que tuvo lugar en México, dando inicio el 20 de noviembre de 1910. Históricamente, suele ser referido como el acontecimiento político y social más importante del siglo XX en México.
Los antecedentes del conflicto se remontan a la situación de México bajo el Porfiriato. Desde 1876 el general oaxaqueño Porfirio Díaz ejerció el poder en el país de manera dictatorial. La situación se prolongó por 34 años, durante los cuales México experimentó un notable crecimiento económico y estabilidad política. Estos logros se realizaron con altos costos económicos y sociales, que pagaron los estratos menos favorecidos de la sociedad y la oposición política al régimen de Díaz. Durante la primera década del siglo XX estallaron varias crisis en diversas esferas de la vida nacional, que reflejaban el creciente descontento de algunos sectores con el Porfiriato.
Cuando Díaz aseguró en una entrevista que se retiraría al finalizar su mandato sin buscar la reelección, la situación política comenzó a agitarse. La oposición al gobierno cobró relevancia ante la postura manifestada por Díaz. En ese contexto,Francisco I. Madero realizó diversas giras en el país con miras a formar un partido político que eligiera a sus candidatos en una asamblea nacional y compitiera en las elecciones. Díaz lanzó una nueva candidatura a la presidencia y Madero fue arrestado en San Luis Potosí por sedición. Durante su estancia en la cárcel se llevaron a cabo las elecciones que dieron el triunfo a Díaz.
Madero logró escapar de la prisión estatal y huyó a los Estados Unidos. Desde San Antonio proclamó el Plan de San Luis, que llamaba a tomar las armas contra el gobierno de Díaz el 20 de noviembre de 1910. El conflicto armado tuvo lugar en primera instancia al norte del país y posteriormente se expandió a otras partes del territorio nacional. Una vez que los sublevados ocuparon Ciudad Juárez (Chihuahua), Porfirio Díaz presentó su renuncia y se exilió en Francia.
En 1911 se realizaron nuevas elecciones en las cuales resultó electo Madero. Desde el comienzo de su mandato tuvo diferencias con otros líderes revolucionarios, que provocaron el levantamiento de Emiliano Zapata y Pascual Orozco contra el gobierno maderista. En 1913 un movimiento contrarrevolucionario, encabezado por Félix DíazBernardo Reyes y Victoriano Huerta, dio un golpe de Estado. El levantamiento militar, conocido como Decena Trágica, terminó con el asesinato de Madero, su hermano Gustavo y el vicepresidente Pino Suárez. Huerta asumió la presidencia, lo que ocasionó la reacción de varios jefes revolucionarios como Venustiano Carranza y Francisco Villa. Tras poco más de un año de lucha, y después de laocupación estadounidenses de Veracruz, Huerta renunció a la presidencia y huyó del país.
A partir de ese suceso se profundizaron las diferencias entre las facciones que habían luchado contra Huerta, lo que desencadenó nuevos conflictos. Carranza, jefe de la Revolución de acuerdo con el Plan de Guadalupe, convocó a todas las fuerzas a la Convención de Aguascalientes para nombrar un líder único. En esa reunión Eulalio Gutiérrez fue designado presidente del país, pero las hostilidades reiniciaron cuando Carranza desconoció el acuerdo. Después de derrotar a la Convención, los constitucionalistas pudieron iniciar trabajos para la redacción de una nueva constitución y llevar a Carranza a la presidencia en 1917. La lucha entre facciones estaba lejos de concluir. En el reacomodo de las fuerzas fueron asesinados los principales jefes revolucionarios: Zapata en 1919, Carranza en 1920, Villa en 1923, y Obregón en 1928.
Actualmente no existe un consenso sobre cuándo terminó el proceso revolucionario. Algunas fuentes lo sitúan en el año de1917, con la proclamación de la Constitución mexicana,1 2 3 algunas otras en 1920 con la presidencia de Adolfo de la Huerta4o 1924 con la de Plutarco Elías Calles.5 Incluso hay algunas que aseguran que el proceso se extendió hasta los años 1940.6